El hombre de 31 años ha muerto.
Solía verlo tantas veces como me fuese posible, era un tipo que genera una atmósfera tan triste que
las personas evitaban acercarse. El me trasmitía un sentimiento con el cual me veía extrañamente vinculado, a través de
su dolor expresaba mi propio dolor, desconozco
su nombre pero realmente eso me resultaba irrelevante, lo único que me importaba
era ver a través de sus ojos la infinita
tristeza que lo agobiaba.
Me llamo XXXXXXXX XXXXXXX soy un tipo realmente solitario que
a través de mi ventana veía lo único que daba sentido a mi vida y eso era ver
pasar a este extraño hombe, lo único que sabía sobre él era que tenía 31 años.
Al verlo pasar podía ver como la más leve brisa lastimaba su alma y como esto reflejaba
aún más su tristeza, esto me permitía
seguir viviendo entre los recuerdos que atormentaban mi vida, este hombre sin
saberlo era la persona más importante en mi vida, el único que de una manera
misteriosa comprendía mi sufrir. Nunca deseé conocerlo era como si una parte de
mi sabía que no debía hacerlo, simplemente
me limitaba a alimentarme de su dolor. Varias de las veces que lo miraba podía observar
como una lágrima brotaba de lo más profundo de su corazón y yo sentía que debía
llorar con él.
Un día sin querer supe que él había fallecido, nunca supe ni
me importó saber cómo murió, pero en ese momento quise conocerlo así que
simplemente me dirigí hacia su funeral. Lentamente me acerque a ver su rostro, necesitaba
conocerlo, fue tal mi asombro que de repente un dolor universal vino
sobre mí al ver que mi alma yacía postrada dentro del ataúd, siempre estuve viendo mi
propio reflejo a través de la ventana, estuve presenciado mi lento transitar hacia la muerte, mis lágrimas
no fueron suficientes para despejar toda la tristeza de mi corazón, este hombre de
31 años que ha muerto soy yo, quizá en el fondo siempre lo supe y no lo quise
aceptar, finalmente me he visto vencido por los tormentos de una vida que jamas pude comprender.
Adiós
Comentarios
Publicar un comentario